Me parece terriblemente maquiavélica, la aparición "Espontánea" de la consigna "García Luna no se toca" el día de ayer. Quien lo haya planeado es un estratega político brillante, aunque perverso y destructivo.
Haber puesto esas mantas es, otra vez, la manera perfecta para cercenar la poca comunicación que podría haber entre los diferentes grupos sociales en nuestro país. Es asegurarse que la batalla entre pandillas se lleve a nivel nacional. Una estrategia de provocación y siembra de caos que ayuda a la clase política a mantener sus privilegios. Y no estoy hablando contra de la 4T o de su supuesta oposición. Los meto a todos en la misma canasta.
Nos tienen a todos marchando, peleándonos entre nosotros, reclamándonos e insultándonos. Pero al final el privilegio lo mantiene el rey que vive en el palacio y el duque que simula defender a su pueblo. El primero tiene mucho y quiere más, el segundo, que también tiene mucho quisiera lo que tiene el rey. Y mientras tanto el pueblo como peón, observa y toma partido. Como si en algún momento el Rey fuera a repartir privilegios a todos. No lo hará. La repartición se hace sólo a los ungidos, que se vuelven ejemplos particulares de la posible ascensión del pueblo al olimpo, sin que esto se materialice de manera generalizada.
No he conocido a ningún político que, de manera desinteresada, busque que el pueblo reciba de manera justa recursos para acceso universal al bienestar. Es más, me atrevería a decir que conozco a pocos humanos que hagan esto. Incluso, si me veo un poco más fatalista, puedo decir que tengo argumentos lo suficientemente sólidos para asegurar que los humanos no queremos el bienestar generalizado. Me inclino a pensar que la percepción de bienestar es no sólo subjetiva, sino comparativa. Para yo estar bien tengo que ver que alguien está mal.
Más aún los humanos somos poco creativos, somos incapaces de imaginar lo que no conocemos, por eso la creación es un proceso largo y cansado, necesitamos construir sobre los cimientos firmes que ya se pusieron. No es ni bueno ni malo, simplemente así somos, nos paramos sobre los hombros de gigantes para ver lejos. Es la historia de la humanidad.
Así para estar mejor somos incapaces de imaginar un mundo diferente al que ya conocemos, buscamos ejemplos en aquellos a los que la sociedad señala como exitosos e intentamos imitarlos, en la esperanza de que a través de la imitación nosotros seamos considerados exitosos también.
Alguien entiende muy bien esta forma en la que de manera natural vemos al inferior que nos eleva y al superior que nos inspira y también entiende bien que en ese supuesto inferior encontramos aspectos propios con los que nos identificamos, celebramos y nos enriquecen y en el también supuesto superior encontramos características que rechazamos y nos molestan. Al final todo son proyecciones nuestras, de nuestras preocupaciones y de nuestros deseos. El inferior no es inferior, nosotros ahí lo ubicamos, lo mismo que el superior y así como en el símbolo del Ying y el Yang todo negro tiene un blanco y todo blanco tiene un negro, lo mismo nuestras proyecciones.
Insisto, alguien entiende muy bien todo esto, sabe que puede catalizar esas emociones primigenias y lo está haciendo en nuestro país. Está buscando que peleemos, que discutamos, que nos odiemos y que a través de ese distanciamiento nos volvamos débiles. Y lo está haciendo tan bien que caemos.
La gente que estuvo en el Zócalo marchando no está a favor de García Luna ni de la corrupción. Me atrevería a decir que tampoco es estar a favor de un partido. Lo que no quieren es regresar al México monopartidista que conocimos antes de los dos miles. Y la información que tienen les hace pensar que este gobierno nos está llevando hacia allá. Y los que están a favor de la 4T tampoco son todos los epítetos que se les cuelgan, es gente que quiere que en la vida les vaya bien, todos buscamos lo mismo, estar mejor, sentir que vamos ganando, que nuestra vida tenga sentido.
Y de esa necesidad los políticos se agarran y nos manipulan.
Dejemos de ver en el otro a nuestro enemigo. Veamos con recelo al que administra de manera manipuladora la información, al que se presenta como mejor que el otro, a los falsos profetas. Y entendamos que no vamos a estar mejor por lo que un supuesto líder prometa.
Es a través de la fuerza común, la fraternidad, el apoyo entre nosotros como vamos a lograr estar mejor.
Por favor dejemos de caer en provocaciones y veamos a nuestro vecino, al de la colonia de junto como alguien con la misma búsqueda de sentido y felicidad que nosotros. Eso sí va a hacer que México, que el mundo, sea un lugar mejor.